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Los residentes latinos y negros de California se ven más afectados por el coronavirus

Clarice Kavanaugh pone una mano sobre el ataúd de su amigo Charles Jackson en el cementerio de Inglewood Park
Clarice Kavanaugh pone una mano sobre el ataúd de su amigo Charles Jackson en el cementerio de Inglewood Park.
(Christina House / Los Angeles Times)

El racismo contribuye a las disparidades de salud que pueden persistir independientemente de la riqueza o la educación

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Con los casos de coronavirus en aumento, el número de latinos y negros sigue empeorando.

Los dos grupos ahora tienen el doble de la tasa de mortalidad por el virus en el condado de Los Ángeles que los residentes blancos, la última señal preocupante de la profunda inequidad en salud que ha surgido con el COVID-19.

De cada 100.000 residentes latinos del condado de Los Ángeles, 38 han muerto por COVID-19. Es la primera vez que la tasa de mortalidad por coronavirus latino supera a la de los residentes negros en el condado de Los Ángeles, que también sigue siendo desproporcionadamente alta. De cada 100.000 habitantes negros, 37 han fallecido, según datos publicados por el condado el jueves.

De cada 100.000 residentes asiáticoamericanos, 25 han muerto.

Los residentes blancos presentan el número más bajo de mortalidad de cualquier raza o etnia. Por cada 100.000 habitantes blancos del condado de L.A., 19 han fallecido.

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Las personas de color se han visto desproporcionadamente afectadas por el coronavirus en varias comunidades de California, al igual que las áreas con mayores niveles de pobreza.

En el condado de Los Ángeles, la gente que vive en zonas con las tasas más altas de pobreza tienen una tasa de mortalidad cuatro veces mayor que la de aquellos que residen en los barrios más ricos.

Los expertos han dicho que los residentes negros y latinos laboran desproporcionadamente en empleos en los que deben abandonar su hogar para recibir un pago, ya que son trabajadores esenciales de primera línea.

Son los estadounidenses mejor pagados los que tienen la mayor capacidad para trabajar desde casa, según un informe del Pew Research Center.

Los altos niveles de casos de coronavirus amenazan con sobrecargar los sistemas médicos de Texas, Florida y otros estados que están viendo nuevas oleadas de infecciones.

“Es un lujo refugiarse en casa”, dijo en una entrevista la Dra. Kirsten Bibbins-Domingo, presidenta del Departamento de Epidemiología y Bioestadística de la Universidad de California en San Francisco.

Bibbins-Domingo señaló que aproximadamente 1 de cada 1.500 personas negras en todo el país han muerto a causa de COVID-19 hasta el momento en la pandemia. Los individuos negros, dijo, tienen más probabilidades de estar expuestos al virus.

“Las causas aquí no son genéticas”, destacó Bibbins-Domingo en una reciente reunión del campus. “Están sobrerrepresentados en la fuerza laboral esencial de bajos salarios, en la atención médica, en la producción y distribución de alimentos, y en otros tipos de ocupaciones que han sido esenciales para mantener limpias nuestras calles y hospitales y conservar nuestro medio ambiente seguro”.

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Según los expertos, el racismo tiene un efecto pernicioso en la salud que puede comenzar en la infancia y dejar a las personas de color menos saludables que sus contrapartes blancas, haciéndolas más susceptibles a enfermedades crónicas y, como resultado, a la muerte en una pandemia.

“El racismo funciona como un estrés crónico que puede conducir al estrés tóxico a nivel biológico”, afecta el cerebro, señaló la Dra. Dayna Long, pediatra y directora médica del Departamento de Salud y Participación de la Comunidad en el Hospital de Niños Benioff de Oakland de UCSF.

Cuantas más dosis reciba de estrés crónico y adversidad, peor será el impacto en su salud física y mental, y es acumulativo, detalló Long.

“Puede conducir a efectos que dañan nuestros corazones, mentes y cuerpos... en última instancia, esta exposición al racismo puede causar resultados nocivos de salud que se extienden a lo largo de la vida”, y afectar cosas como el peso al nacer y las tasas de infección del tracto respiratorio superior y asma.

Se ha quedado en casa lo suficiente y quiere socializar con sus amigos. Así es como puede reunirse sin poner en peligro su salud... o la de ellos.

El racismo contribuye a las disparidades de salud que pueden persistir independientemente de la riqueza o la educación.

Por ejemplo, Long, como mujer negra altamente educada, estadísticamente tiene una probabilidad mucho mayor de dar a luz a un bebé prematuro que una mujer blanca igualmente educada. Y bastante de eso, señaló, “se debe al estrés crónico y la fatiga secundaria generadas por situaciones como la discriminación”.

Las disparidades de salud también pueden pasar de generación en generación. Investigaciones recientes en genética revelan que los altos niveles de estrés y adversidad podrían provocar alteraciones en la forma en que el cuerpo lee su ADN y conducir a tasas más altas de diabetes, obesidad, cáncer o enfermedad pulmonar, expuso Long.

Long dijo que su investigación ha encontrado que más del 20% de la mayoría de los niños negros y latinos en Oakland hasta los 12 años han sufrido discriminación.

Y más de la mitad ha padecido al menos cuatro formas de “experiencias infantiles adversas”, que tradicionalmente se han definido como experiencias de abuso y abandono.

En los últimos años, se ha descubierto que otros factores, como la inseguridad alimentaria y de la vivienda, la violencia comunitaria y la discriminación, también contribuyen a las experiencias adversas de la infancia y pueden hacer que quienes lo han vivido sean más vulnerables en una pandemia.

Las experiencias infantiles adversas se asocian con las afecciones de salud crónicas más comunes y graves, y afectan a todas las comunidades, pero lo hacen de manera desproporcionada entre las comunidades de color.

“Cuantas más condiciones adversas enfrente, mayor será su índice de estrés tóxico, y eso puede conducir a malas condiciones de salud”, manifestó Long.

El racismo estructural que contribuye a reducir el acceso a la atención médica en comunidades de color empeora la situación. “Tenemos muchas denuncias en numerosas ciudades de personas que no pueden hacerse las pruebas o que los rechazan con síntomas”, reveló Bibbins-Domingo.

Las condiciones subyacentes, como la presión arterial alta, la diabetes y el asma, son más comunes en las comunidades negras y latinas que en las comunidades blancas, disparidades que persisten incluso entre las personas con niveles de ingresos similares, dijo Bibbins-Domingo.

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Los residentes de hogares de ancianos que cuentan con una mayor proporción de residentes negros o latinos tienen más del doble de probabilidades de sufrir brotes de coronavirus en comparación con otros hogares de adultos mayores donde los residentes son predominantemente blancos, destacó Bibbins-Domingo, citando un análisis reciente.

Un análisis de Los Angeles Times publicado en mayo encontró que el sur y el centro y el lado este de Los Ángeles han visto aumentar considerablemente las tasas de infección por coronavirus.

En California, los residentes negros y latinos mueren con más frecuencia que otras razas entre varios grupos de edad, según un análisis publicado en el rastreador de coronavirus del Times.

Por ejemplo, entre las edades de 65 a 79 años, los latinos representaron el 44% de las muertes por coronavirus, a pesar de ser el 22% de la población del estado en ese grupo de edad; los residentes negros representaron el 11% de los decesos, independientemente de que representan el 6% de la población de California en ese grupo de edad.

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En Silicon Valley, hogar del condado más poblado del norte de California, Santa Clara, los residentes latinos representan el 46% de todos los casos de coronavirus y el 31% de las muertes, a pesar de que son el 26% de la población. Los residentes negros del condado de Santa Clara representan el 5.2% de los decesos de COVID-19, independientemente de que son el 2.4% de la población.

En San Francisco, los residentes de ascendencia asiática representaron el 46% de todas las muertes por coronavirus, a pesar de sumar el 34% de la población.

Un estudio actualizado publicado la semana pasada en el Distrito de la Misión de San Francisco encontró que, de las personas infectadas con el coronavirus, un sorprendente 95% de ellos eran latinos, a pesar de que los residentes latinos representaban sólo el 44% de los que recibieron una prueba.

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El Distrito de la Misión es 67% latino, 16% blanco y 17% de otros grupos étnicos. Los factores de riesgo para las infecciones a fines de abril incluyeron tener un ingreso familiar de menos de $50.000 al año, trabajo de servicio de primera línea, necesidad de salir de casa para trabajar y desempleo.

“Descubrimos que las infecciones recientes a fines de abril se concentraron casi exclusivamente entre las personas latinas de bajos ingresos que trabajan en la primera línea”, reveló en un comunicado la Dra. Diane Havlir, jefa de la División de VIH, Enfermedades Infecciosas y Medicina Global de UC San Francisco en el Hospital General Zuckerberg-San Francisco e investigadora principal del estudio.

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“Esto sugiere que los efectos sobre la salud de las inequidades étnicas y socioeconómicas en la comunidad aumentaron durante la ordenanza de refugio en el lugar de San Francisco y ayuda a explicar por qué las personas latinas se han visto desproporcionadamente afectadas por la pandemia”, expuso Havlir.

Los autores del estudio dijeron que el informe muestra que los factores de riesgo se elevaban principalmente entre los que se encontraban trabajando o buscando empleo o viviendo en hogares hacinados, lo que dificulta que una persona infectada se aísle de otros en el hogar.

“Estos hallazgos deberían ayudar a disipar las trampas comunes y peligrosas en la interpretación de las disparidades étnicas en la infección, como explicaciones biológicas, comportamientos comunitarios supuestos o comunidades estigmatizantes”, escribieron los autores en el informe, que aún no ha sido revisado por pares.

“Las pandemias explotan las inequidades existentes en la sociedad, imponiendo una mayor carga económica y de salud a las comunidades que ya enfrentan desventajas estructurales como la desigualdad de ingresos, condiciones de vivienda abarrotadas, racismo sistémico y discriminación”, dijo el Dr. Grant Colfax, director de salud pública de San Francisco, en un comunicado.

Un análisis realizado por el Instituto de Políticas Públicas de California encontró que los trabajadores esenciales que dejaron sus hogares para trabajar durante la orden de quedarse en casa tienen más probabilidades de vivir en hogares sobrepoblados.

El instituto señala que la crisis de vivienda asequible de California obliga a las personas a vivir con otra gente y que la tasa de hacinamiento del estado está muy por encima del promedio nacional.

En California, el porcentaje de unidades de vivienda donde hay más de un ocupante por habitación es de 8.3% en comparación con 3.4% en todo el país, destacó el instituto. El hacinamiento es más común entre los inquilinos que los propietarios y en los hogares latinos en comparación con los hogares blancos, según el informe.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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