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Andrés Calamaro se queda sin electricidad durante su regreso a L.A.

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Hace seis años se produjo la primera visita a los Estados Unidos de Andrés Calamaro, un exponente del rock en español que, a pesar de ser toda una eminencia en Latinoamérica, tardó mucho en llegar a nuestras costas.

En esa ocasión, el público angelino tuvo la oportunidad de verlo en el Hollywood Palladium, donde ofreció un concierto eléctrico en el que abundaron los mejores temas de una carrera que rodea ya los 35 años. Pero este sábado, el Wiltern de la misma ciudad será testigo de una presentación con un matiz muy diferente, porque se tratará de una sesión completamente acústica, correspondiente a su gira actual “Licencia para cantar”.

“Va a ser algo distinto, con mayor intimidad en el repertorio y en el sonido, por lo que será aconsejable escuchar la música sin el teléfono encendido”, le dijo a HOY Los Ángeles el legendario músico argentino a través de una conexión telefónica con Madrid, ciudad en la que pasa gran parte de su tiempo, aunque no ha dejado de residir en Buenos Aires.

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“Esto va a tener mucho menos ‘caña’ [poderío] que lo que hacemos con el sexteto, porque los únicos instrumentos serán un piano, un contrabajo y unas percusiones, y agregaremos un toque más de tango, de bolero”, precisó.

“Habrá dos o tres canciones de [el disco más reciente y eléctrico] ‘Volumen 11’, bastante del ‘Romaphonic Sessions’ [un álbum de voz y piano lanzado también en el 2016] y algunas piezas de grandes compositores argentinos como Aníbal Troilo y Atahualpa Yupanqui, además de cosas de Los Abuelos de la Nada [su primera gran banda], Los Rodríguez [el supergrupo que formó en España] y los discos míos [del pasado más lejano]”, enumeró.

El mismo día de esta entrevista, Calamaro había visitado la embajada estadounidense en la capital española al lado de algunos de sus compañeros para conseguir las visas de trabajo necesarias; y cuando le preguntamos si le preocupaba que no se le dejara entrar a la Unión Americana en vista de los problemas que están teniendo algunos visitantes, respondió con esa mezcla de indiferencia e ironía que a veces lo distingue.

“Si se puede se puede, y si no se puede, no se puede”, afirmó. “De todos modos, nadie tuvo ningún problema; espero que pase lo mismo con los chicos que viajan desde Buenos Aires. En realidad, me gustaría que Donald Trump fuera a alguno de los conciertos, aunque no vamos a estar en Washington DC. Claro que, si insiste en ir, no tenemos nada que hacer”.

“Existe ahora una tendencia mundial que algunos llaman populismo, pero como factor negativo; personalmente, yo quiero mucho a los Estados Unidos, a su cultura y a su gente, y además vamos a tocar para un público principalmente hispano”, enfatizó. “Lo que nos interesa es dar buenos conciertos, aunque la política es muy importante y hay que estar enterados de ella”.

Por los corridos

El pasado 5 de mayo se lanzó el nuevo disco de Julio Iglesias, un tributo a la música mexicana en la que el veterano del pop español incluyó un ‘cover’ de “Juan Charrasqueado” hecho a dúo con Calamaro.

“Julio fue muy generoso; me lo agradeció como caballero que es, invitándome a una cena en la que sirvió un exquisito vino sudafricano”, retomó el sudamericano. “Es cierto lo que dicen de él y del vino: sabe elegir el mejor y envejece todavía mejor”.

“Juan Charrasqueado” es un corrido muy antiguo, por lo que tuvimos que preguntarle a nuestro interlocutor si aceptaría grabar narcocorridos, es decir, la vertiente más controvertida del movimiento. “Sí, por supuesto; hice dos canciones en el ‘MTV Unplugged’ de Los Tigres del Norte, y en los ’80 yo tenía ya un casete de Los Tucanes de Tijuana donde estaban ‘El Chivo’, ‘El Gallo” y todos los animales que conforman el género”, recordó antes de soltar una risa.

En “Volumen 11” hay una adaptación del clásico de José Alfredo Jiménez “Ojalá que te vaya bonito”, y hace también relativamente poco, Calamaro participó en “Los Dúo 2” de Juan Gabriel, cantando con él la pieza “Te recuerdo dulcemente”, lo que remarca su fascinación por la nación azteca.

“Tengo amigos y hasta familiares allá, por lo que la relación es muy cercana, sí”, admitió el artista, que cuando era niño, asistió a su primera corrida de toros en el país vecino, iniciando con ello una afición que le ha generado siempre polémica y enemistades con los enemigos de la “fiesta taurina”.

“No hay que radicalizar lo que nos gusta y lo que no nos gusta”, respondió esta vez cuando le preguntamos por el asunto. “Soy un hombre de mi tiempo; en el siglo XX no existía esta clase de rechazo, y yo trato de intelectualizar las cosas, de saber de lo que estoy hablando, se trate de literatura, de pintura, de cine, de televisión o del estado de las cosas”.

Para él, sería preferible que la gente se dedicara a combatir el hambre, que mata a millones de niños cada año. “La censura es un atentado contra la libertad y la identidad de los pueblos y las regiones”, comentó cuando le mencionamos la letra de “Cazadores de ateos”, perteneciente a su último álbum.

“En California la marihuana ahora es legal, cuando hasta hace poco querían llevar a la hoguera a todos los que la usaban”, precisó el cantautor, cuyas menciones al uso de esta hierba durante sus conciertos lo metieron en problemas dentro de su país de origen no solo en 1994, sino también en el 2015, aunque los intentos por procesarlo debido a una supuesta apología de las drogas nunca procedieron.

Calamaro precisó que Argentina ya habilitó el uso del cannabis con fines medicinales, aunque agregó que no fuma más esta sustancia, debido a que “los cultivos actuales son demasiado poderosos; un ‘hit’ y me vuelvo completamente loco. No puedo”.

Por el lado recreativo, dijo que lo que más le gusta actualmente es comprar discos, escuchar música todo el día en el mejor equipo de sonido que se pueda conseguir y estar con su nueva novia, que “es fantástica, pese a que no le gusta que ponga la música muy fuerte, o sea que estamos viendo lo que pasará”. Faltaba más.

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