Al ver esta cinta, que se estrena el 29 de noviembre en el Laemmle Royal (11523 Santa Monica Blvd., West L.A., CA 90025), los peruanos de cierta edad se sentirán inmediatamente transportados a la Lima de inicios de los ‘90. Y no solo porque “Reinas” (exhibida con el nombre de “Queens” en Estados Unidos) se ubica en ese lugar y en ese periodo de tiempo, sino también porque posee un impresionante nivel de realismo.
Se trata de una gran obra que, pese a todo lo dicho, no representará a Perú en la competencia del Oscar destinada a elegir a la Mejor Película Internacional, por el simple hecho de que es una producción mayoritariamente suiza que ha sido elegida por ese país para tentar suerte en la misma ceremonia de premios.
Todo empieza a adquirir sentido cuando se sabe que su directora y guionista, Klaudia Reynicke, es una ciudadana suiza que emigró de Lima (ciudad en la que nació) cuando tenía solo 10 años y que ha desarrollado por allá la mayor parte de su carrera profesional, aunque también ha vivido en los Estados Unidos, más específicamente, en Florida.
“Casi todo el reparto era peruano, pero casi toda la gente que trabajó detrás de la cámara era suiza”, nos explicó la cineasta durante una reciente entrevista. “Para mí, es alucinante pensar que Suiza haya escogido una película rodada en Perú y en español para el Oscar. Yo creo que tiene que ver con el hecho de que es algo muy personal, muy íntimo, sin ser completamente autobiográfico”.
La película tiene como fondo la coyuntura histórica que atravesaba la nación andina en la décadas de los ‘90, durante el momento más grave de un conflicto interno que afectaba principalmente a las provincias pero, que en el caso de la capital, se estaba manifestando ya en el estallido constante de coches bomba, en la imposición de toques de queda y en la presencia militar que se observaba en las calles, siempre susceptible de irregularidades y de abusos.
Sin embargo, “Reinas” se centra en la relación entre Carlos (Gonzalo Medina), un taxista carismático pero irresponsable, y sus hijas Lucía (Abril Gjurinovic) y Aurora (Luana Vega), quienes están a punto de abandonar el país al lado de su madre Elena (Jimena Lindo), quien se encuentra separada de Carlos desde hace ya tiempo y que, en vista de la inestabilidad social y económica del país, ha decidido aceptar un trabajo en un paraje remoto de Estados Unidos.
Para plasmar esta historia, Reynicke, que llevó estudios de antropología y de cine, además practicar la pintura, recurre a una reconstrucción de época absolutamente meticulosa que se traduce en detalles que serán reconocidos de inmediato por los entendidos, como la presencia en la mesa del hogar clasemediero de unas bolsas de leche en polvo (de marca Enci) que eran sumamente populares en esos momentos.
También hay muchas referencias a los gustos limeños de aquella década en la banda sonora, no solo a través de la inclusión de un tema de música criolla creado por la legendaria Chabuca Granda, sino también en la presentación de canciones de pop que sonaban por allá en las radios, procedentes de las canteras de artistas como Hombres G e Indochine.
Y no faltan las alusiones a las bondades de la gastronomía y la mixología peruanas, porque los personajes aparecen comiendo ceviche y tomando pisco sour, sin que esto suene a aviso publicitario, como ha sucedido en otras producciones peruanas.
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Reflejos personales
“Odio ver una película y sentir que es una película, que hay algo en ella que me saca de la historia”, justificó la directora. “Revisé todas las fotos de mi familia, cada detalle, y me inspiré además en el documental ‘Metal y melancolía’ [1993], que le sirvió a la directora peruano-holandesa Heddy Honigmann para retratar la Lima de la época a partir de los taxis que la recorrían”.
Reynicke acredita también la eficacia de la recreación a la labor de Diego Romero Suárez, el director de fotografía español con el que ha colaborado ya en tres proyectos. “Me interesaba encontrar una textura muy particular, porque no queríamos la típica película que se ve como de los ‘90, sino algo un poquito más sucio y a la vez poético, con muchas luces y sombras”, señaló.
La realizadora escribió el guión con Daniel Vega, un cineasta peruano que también emigró (se encuentra actualmente en Barcelona), pero que vivió más tiempo que ella en Lima en diferentes etapas de su vida, aunque, tras su salida original de la misma ciudad, nuestra entrevistada viajó constantemente de regreso a lo largo de cinco años, porque el resto de su familia se encontraba todavía por allá.
Los personajes más jóvenes de “Reinas”, Lucía y Aurora, tienen las edades que tienen -es decir, 10 y 15 años- porque representan a la misma Reynicke -quien no tiene hermanas- en diferentes momentos de su vida. “El recuerdo más grande y más duro que tengo es, obviamente, el de la primera vez que me fui, pero no es que haya dejado de visitar Perú”, afirmó la entrevistada.
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Las menores que interpretan a estos personajes, Abril Gjurinovic y Luana Vega, no eran actrices formales al momento de sumarse a este proyecto. La primera fue descubierta por el equipo de producción en un centro comercial de Lima y logró sumarse posteriormente al rodaje pese a que se había ido a vivir a Bélgica con su madre, y la segunda -que había tenido un breve papel en una cinta anterior- es hija de Daniel Vega, hermano de Diego y coproductor de “Reinas”.
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“Faltaban tres semanas para el inicio de la filmación, y yo no lograba encontrar a la actriz adecuada, porque todas las chicas que habíamos visto manejaban un estilo comercial que no me funcionaba”, recordó la directora. “Estaba en un Zoom con Daniel, y pasó por atrás su hija, a quien no conocía. Le pregunté por ella, pero Daniel, bajando la voz, me respondió que ella no quería saber nada del mundo del cine”.
Finalmente, los dos lograron convencerla para que acudiera a una audición al lado de su mejor amiga, que ya había sido convocada, y Reynicke descubrió que era la intérprete perfecta para el papel. “La llamé y le dije: ‘Luana, tengo que sentir que hay pasión en esto, que quieres hacerlo’. Y ella me respondió: ‘Bueno, al principio no quería, pero ahora, lo quiero hacer realmente’”.
La elección del actor que interpretaría a Carlos tampoco fue fácil. El personaje que estaba en el guión era muy oscuro, incluso indeseable, y la idea original de la directora era encontrar a alguien que pudiera transmitir un aura de esa clase. Es por eso que no la convenció inicialmente la audición de Gonzalo Molina, quien llegó a la cita con la actitud opuesta, hablando fuerte y riendo.
“Pero luego tuve un clic y me dije que él podría alimentar mucho a este personaje, justamente por ser tan distinto a lo que yo imaginaba”, reconoció la realizadora. “La verdad es que necesitaba que la audiencia lo quisiera, pese a todos los defectos que tiene. Finalmente, representa a esos padres peruanos que no pueden encargarse completamente de sus familias, que son condenados por una sociedad machista y que, para evitar la vergüenza, mienten constantemente”.
Cuando Reynicke dejó Perú al lado de su madre y su padrastro, su padre biológico ya no estaba en el panorama. “Pero la inspiración vino de él, porque es una persona muy tierna y muy carismática que hace reír a todos”, aseguró. “Claro que siempre ha estado por ahí, perdido en algún sitio del mundo, por lo que solo conozco esa faceta suya”.
“Esto es en realidad un tributo a esa clase de figuras que la gente que ha estado viendo la película ha reconocido de inmediato, porque puede corresponder a su tío, a su primo o al vecino”, prosiguió. “Más allá de todo lo que hacen o hayan hecho, no queremos abandonarlos totalmente”.
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Fuera de lo que suceda con los espectadores de origen peruano, Reynicke asegura que las audiencias internacionales que se han expuesto al filme durante sus presentaciones en los festivales de Sundance, Berlín y Locarno se han identificado con lo que esta muestra debido a que han atravesado en algún momento un trance semejante.
“Todos hemos cambiado de casa en algún momento, todos nos hemos separado de nuestros padres”, argumentó la cineasta. “Y, a diferencia de la mayoría de películas sobre inmigración, esta no es solo una historia sobre los que se van, sino también sobre los que se quedan”.
Escribe artículos de entretenimiento en Los Angeles Times en Español y lo hizo anteriormente en todas las ediciones impresas de HOY Los Ángeles. Previamente, trabajó como colaborador con el diario La Opinión. Inició su carrera periodística como redactor y luego editor del suplemento de entretenimiento “Visto & Bueno”, publicado por el diario El Comercio de Lima, donde hacía también críticas de cine.