‘Alien: Covenant’ no es demasiado original, pero tampoco decepcionará a los fans de la saga
Los Ángeles — En 1979, las pantallas de cine fueron impactadas con la llegada de “Alien”, un contundente encuentro entre los géneros de la ciencia-ficción y el terror que le presentó al mundo entero no solo a la valiente protagonista Ripley, interpretada por la todavía desconocida Sigourney Weaver, sino también al director británico Ridley Scott.
Scott había hecho antes un filme de época, pero a partir de “Alien”, su carrera despegó hasta alcanzar límites insospechados, a pesar de que la película citada se prolongó en una exitosa saga que adoptó su propio rumbo con varios directores distintos y que tuvo tres entregas individuales, a las que se sumaron luego dos cintas relacionadas a la franquicia de “Predator” .
Hubo que esperar hasta el 2014 para que Scott, conocido para entonces por títulos tan aclamados como “Blade Runner”, “Thelma & Louise” y “Gladiator”, retomara la saga con “Prometheus”, una producción que se desviaba aparentemente de la premisa inicial del trabajo del ’79 y estrenaba a personajes nuevos, pero que pertenecía finalmente al mismo universo.
Esa relación se profundiza en “Alien: Covenant”, una secuela directa de “Prometheus” -y, si les gustan esos términos, una precuela de “Alien”- que, sin recurrir realmente a elementos demasiado originales, es capaz de generar suspenso y miedo, tiene grandes momentos visuales y narrativos y no debería decepcionar a los fans de la serie que no se hayan quedado en el pasado y rechacen por ello de plano el uso de efectos digitales de nueva generación.
Al comienzo de la historia, la nave Covenant se encuentra al final de un largo viaje, llena de colonos humanos que esperan habitar un lejano planeta. Sin embargo, tras un serio accidente que acaba con la vida de su capitán (interpretado en un rol brevísimo pero efectivo por James Franco), la tripulación desvía el camino para llegar a otro planeta que parece ofrecer también características ideales de vida, pero en el que se encuentran ciertos seres cuyo interés en la supervivencia de nuestra especie es nulo.
Los problemas empiezan cuando se envía a la superficie de este lugar a un equipo reducido en el que se encuentra Daniels (Katherine Waterston), quien aparece inicialmente como una mujer traumatizada por la muerte de su esposo -el capitán-, pero que poco a poco va tomando control de la situación y que, eventualmente, se convierte en un convincente reemplazo de la legendaria Ripley.
Y es que, además de desarrollar una puesta en escena de lo más vistosa en la que abundan esas muertes sangrientas que los admidores de la saga reclaman a gritos, Scott toma la buena decisión de contar con grandes intérpretes, entre lo que destaca sobre todo Michael Fassbender, quien actuó ya en “Prometheus”, pero que esta vez hace las cosas incluso mejor al ponerse no solo en la piel de un androide, sino de dos.
Las escenas que muestran a ambos interactuando, creando música y teniendo discusiones filosóficas son realmente fantásticas, pese a que el trasfondo de las mismas sea mucho menos intelectual de lo que se pretende.
También aparece por ahí Demián Bichir, el gran actor mexicano nominado al Oscar; y aunque es sumamente positivo que alguien como él siga consiguiendo papeles en grandes producciones hollywoodenses (estuvo recientemente en “The Hateful Eight” de Quentin Tarantino), su intervención no es demasiado relevante, hasta el punto de que nosotros no nos dimos cuenta de que, en un loable intento por darle un aire progresista a la historia, los creadores del guión hicieron que su personaje fuera gay, como lo leímos luego en las notas de prensa.
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