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Hombres G y Enanitos Verdes celebraron nuevamente su exitosa colaboración ante un Staples eufórico y repleto

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Cuando se anunció hace ya algún tiempo que los españoles de Hombres G y los argentinos de Enanitos Verdes iban a ofrecer una serie de presentaciones conjuntas, se supo de antemano que iban a ser exitosas, sobre todo porque estas dos bandas de rock y pop en español cuentan con muchos seguidores y porque, además, nos encontramos en medio de una época de marcada nostalgia por los ’80.

Pero hubo un detalle particularmente arriesgado de la propuesta que parece haber funcionado muy bien y que le da cierta novedad al asunto entero: el hecho de que los grupos no se presentan por separado y de manera consecutiva, sino compartiendo y mezclando a sus integrantes para ofrecer versiones insólitas de sus éxitos, como si se tratara de un solo conjunto musical.

Eso tiene que ver probablemente con la buena fortuna de una gira (apropiadamente llamada “Huevos revueltos”) que vimos ya en junio del año pasado en el Hollywood Bowl -un escenario ciertamente prestigioso- y que se está extendiendo más de lo esperado, como lo demuestra el hecho de que se repitió el viernes pasado en el Staples Center, un recinto mucho mayor que se reserva para actos musicales de popularidad mundial.

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Aunque los integrantes de los dos grupos estuvieron aparentemente todo el tiempo en la tarima, las partes vocales principales se fueron alternando, lo que quiere decir por ejemplo que David Summers de Hombres G cantaba tres canciones y Marciano Cantero de Enanitos cantaba otras tres.

Y las interrupciones en ‘terreno ajeno’ se dieron desde temprano, cuando el primero se encargó de entonar tanto el “Mariposas” de los gauchos presentes como “El extraño de pelo largo”, pieza popularizada por Enanitos en los ’80 a pesar de haber sido creada y difundida por otros artistas (La Joven Guardia) a inicios de los ’70.

Enseguida, Cantero se apoderó del micrófono para dar cuenta de su propia “Guitarras blancas”, e inmediatamente después, de “Un par de palabras”, de los G; pero luego, los temas restantes fueron interpretados por sus cantantes originales, aunque con el aporte de los coros del otro vocalista y la participación de todos los músicos (con excepción de los bateristas, que tocaron por separado hasta la segunda parte del show, cuando empezaron a hacerlo a la vez, dándole de ese modo un poderío extra a la sección rítmica).

Como sucedió en el Bowl, en medio del aparente equilibrio del espectáculo, el protagonismo recayó mayormente en Hombres G y, sobre todo, en Summers, un ‘frontman’ carismático y sencillo que prescindió varias veces de su bajo eléctrico para enfrentarse con destreza a la audiencia que llenaba el coloso, y que generó una impresionante y larga ovación en medio de “Temblando”, su balada más emblemática y sensible.

Los G convencieron sobre todo porque, en medio de las melodías comerciales y letras (relativamente) inocentes de temas como “Las chicas cocodrilo”, “Indiana” y “Marta tiene un marcapasos”, demostraron ser capaces de lograr momentos de lo más rockeros -como sucedió en “Visite nuestro bar”, que alcanzó una intensidad inesperada durante un segmento de improvisación coronado por un saxofonista veterano- e instantes memorables -como pasó cuando su baterista Javi Molina se puso al frente del estrado para entonar con la poderosa voz de siempre la introducción de “Venecia”-.

Claro que los Enanitos también tienen un arsenal de ‘hits’ que fueron coreados por el público, así como un guitarrista de enorme nivel (Felipe Staiti) que se encargó de realizar grandes solos en diversas ocasiones, aunque tampoco se quedó atrás Rafa Gutiérrez, de los G, y que se unió ocasionalmente al argentino para la implementación de vibrantes sesiones de notas compartidas.

Los sudamericanos no dejaron tampoco indiferentes a los asistentes, sobre todo cuando desgranaron canciones como “Guitarras blancas”, “Eterna soledad”, “Amores lejanos” y, por supuesto, clásicos mayores como “Cordillera”, “La muralla verde”, “Por el resto” y “Lamento boliviano”. “Cordillera” llegó aderezada por acordes del tema folklórico venezolano “Moliendo café”, mientras que “La muralla” se enfrascó en un enérgico ‘jamming’ en el que se incluyó un fragmento de Santana.

Cantero no despertó el mismo entusiasmo que Summers con sus intervenciones, pero se tomó el trabajo de hablar de su vida personal al referirse a su actual esposa antes de interpretar “Tus viejas cartas”, y más adelante, manifestó su cariño a Los Ángeles al recordar que ha grabado varios de sus discos por aquí. Treinta años después de haber iniciado su carrera, la misma ciudad sigue dándole satisfacciones.

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