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Opinión: El coronavirus del vecino

Personas de la localidad anuncian los tours disponibles para los pasajeros que llegaron en crucero a Cabo San Lucas. Atracaron dos embarcaciones con cientos de turistas.
(Carolyn Cole/Carolyn Cole/Los Angeles Times)
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Imagínese que su casa y familia están en crisis por cuestiones del clima, de salud o seguridad. Aunque no quiera, tomará medidas en consecuencia para que esos riesgos los afecten lo menos posible.

Imagínese ahora que su vecino, el de al lado, que además es su socio, amigo y subordinado, no toma ninguna medida, habla de otras cosas y, por el contrario, organiza fiestas.

Lo menos que usted podría pensar es que ese no es un buen vecino y que no es sensible a su preocupación, que debería hacer algo y como además es su subordinado, muy probablemente le pida o le ordene que haga algo alineado con las acciones que usted está implementando.

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Algo así esta sucediendo entre México y Estados Unidos con el tema del coronavirus, aunque al momento de escribir este artículo no llegamos a la etapa en que le exijan a México que haga algo.

Aparentemente, México apuesta a que el clima cálido le ayuda y que el coronavirus no llegará o sólo muy poco como para tomar medidas específicas o siquiera similares a las adoptadas en otros países.

Probablemente y ojalá, así fuera, que el clima ayude a que eso ocurra, hasta el momento de escribir este artículo, no está demostrado que así sea. Pero aún aceptando como válido el argumento, hay cosas que no cuadran.

Texas, en gran parte de su territorio, tiene prácticamente el mismo clima que Chihuahua, Nuevo León o Tamaulipas y al corte del domingo 15 de marzo, Texas tenía 68 casos positivos, mientras que Chihuahua y Tamaulipas 0 y Nuevo León 5. California reporta 286 casos y Baja California, su vecino en México no tiene aún un solo caso confirmado.

Esta situación refleja además un problema de medición que hace dudar de los resultados en México, puesto que el número de pruebas que se han aplicado es muy pequeño y claro lo que no se mide, no se conoce.

Queda la pregunta en el aire de lo que pasaría si se aplicaran muchas más pruebas. ¿Resultarían más casos? pues sin ser epidemiólogo la respuesta es muy sencilla.

Los funcionarios de AMLO alegan además que todos los casos detectados vienen del exterior.

Claro, porque en sus protocolos se establece como requisito, entre otros, que para aplicar la prueba de detección se requiere haber viajado o estado en contacto físico con alguien del exterior. Ni modo que concluyeran otra cosa.

Donald Trump pensaba y actuaba como AMLO. ¡Aquí no pasa nada! ni pasará porque somos un país muy fuerte, con un gran gobierno y no hay que exagerar.

Por fortuna en Estados Unidos hay contrapesos e instituciones y le hicieron ver a su presidente lo equivocado de su posición. Tuvo que echarse para atrás y salir a mal leer un comunicado declarando medidas específicas como el cierre de la frontera para extranjeros en vuelos desde Europa y más tarde declarar la emergencia nacional.

En México, esos contrapesos no existen y las instituciones están totalmente sometidas por el presidente mexicano y en las reuniones sobre el tema, hace falta urgentemente un adulto que no juegue con el futuro de los mexicanos.

Así las cosas, AMLO y su gobierno reaccionarán cuando los datos así lo exijan y entonces como ocurrió en Italia, será demasiado tarde, o bien, cuando su vecino del norte le de instrucciones de lo que debe hacer.

Ojalá me equivoque, pero creo que estamos a nada de que Donald Trump empiece a decir que el coronavirus puede entrar desde México y que hay que tomar alguna medida para evitarlo.

Ya sea por contagiados en México o incluso peor, a través de sus enemigos favoritos, los migrantes, o bien porque no se toma ninguna acción y siguen llegando vuelos desde Europa cuyos pasajeros ya en México, podrían viajar a Estados Unidos.

Políticamente, tanto AMLO como Trump, se están jugando su futuro. Si manejan mal esta crisis serán rebasados.

Trump ya cambió de estrategia porque entendió que no tenía alternativa y ya después tratará de rentabilizar políticamente ese cambio y decir que gracias a él, el problema se contuvo y no fue mucho mayor.

AMLO aún no lo ha hecho, porque como él mismo dice, es muy terco y prefiere tocar el tema de una rifa que el del coronavirus. De seguir así, no tengo dudas, será rebasado por una sociedad cada vez más demandante y activa. Ya le pasó en el tema de la violencia contra las mujeres cuando o bien no decía nada o lo que decía era interpretado negativamente.

Mientras tanto, la sociedad ya está tomando decisiones, más allá y al margen de las instituciones, esperando un giro fuerte en cómo se está conduciendo el tema.

La otra opción es que el vecino y jefe le gire instrucciones.

*Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

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