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Para el líder de la ONU, las desigualdades llevaron al mundo al ‘punto de quiebre’

Una mujer camina frente a un mural del ex presidente sudafricano Nelson Mandela, en una calle de Ciudad del Cabo.
Una mujer camina frente a un mural del ex presidente sudafricano Nelson Mandela, en una calle de Ciudad del Cabo.
(Nardus Engelbrecht / AP)
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Con la frase “estamos en el punto de quiebre”, el secretario general de la ONU hizo un llamamiento a poner fin a las desigualdades mundiales que desataron las protestas masivas contra el racismo este año y que quedaron más expuestas por la actual pandemia de coronavirus.

“El COVID-19 ha sido comparado con una radiografía; reveló las fracturas en el frágil esqueleto de las sociedades que hemos construido”, señaló António Guterres mientras se pronunciaba en la Conferencia Anual Nelson Mandela.

“Está exponiendo falacias y falsedades en todos lados: la mentira de que el libre mercado puede brindar atención médica para todos, la ficción de que las tareas de cuidados no remuneradas no son un trabajo, la ilusión de que vivimos en un mundo postracista, el mito de que todos estamos en el mismo barco”.

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El secretario de la entidad internacional agregó que los países desarrollados han invertido fuertemente en su propia supervivencia y que “no han podido brindar el apoyo necesario para asistir al mundo en desarrollo en estos tiempos peligrosos”.

El discurso del jefe de la ONU marcó el Día Internacional de Mandela, celebrado en el cumpleaños del expresidente sudafricano, quien fue ganador del Premio Nobel de la Paz y murió en 2013.

Sudáfrica, aún clasificado como el país más desigual del mundo un cuarto de siglo después del final del sistema racista del apartheid, se está convirtiendo rápidamente en una de las naciones más afectadas por la pandemia y ahora representa casi la mitad de los casos confirmados de coronavirus en África. Sus hospitales públicos están prácticamente abrumados.

El discurso del líder de la ONU apuntó a la gran desigualdad de la riqueza: “Las 26 personas más ricas del mundo poseen tanta fortuna como la mitad de la población mundial”, enfatizó Guterres, además de resaltar otras desigualdades vinculadas con la raza, el género, la clase y el lugar de nacimiento.

Éramos compañeros de equipo de béisbol en un pequeño pueblo del norte de California donde el racismo era la norma.

Estas, dijo, se observan en la respuesta fragmentada del mundo a la pandemia, a medida que los gobiernos, las empresas e incluso las personas son acusadas de acumular las pruebas, suministros médicos y demás artículos muy necesarios, para su propio uso.

El legado del colonialismo aún resuena, agregó Guterres, y se nota en las relaciones de poder globales. Los países en desarrollo, y especialmente las naciones africanas, están subrepresentados en los niveles de poder, incluso en instituciones financieras como el Banco Mundial y de políticas, como el Consejo de Seguridad de la ONU, cuyos cinco miembros más poderosos (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia y China) datan desde la década de 1940, cuando se creó ese cuerpo mundial.

“La desigualdad comienza por la parte superior: en las instituciones globales. Abordar la disparidad exige reformarlas”, afirmó Guterres, quien ofreció algunas soluciones.

Se necesita una nueva generación de protección social, que incluya la cobertura de salud universal y tal vez hasta un ingreso básico universal, detalló. También agregó que “los individuos y las corporaciones deben pagar su parte”.

El gasto en educación en países de ingresos bajos y medios debería más que duplicarse para 2030 a $3 billones al año, señaló. Y ante los enormes desafíos debidos al cambio climático, los gobiernos deberían gravar el carbono en lugar de cobrar impuestos a las personas.

Después de su discurso, Guterres respondió a una sesión de preguntas y pidió un “apoyo masivo” para el mundo en desarrollo, incluidas las cancelaciones de deudas. La suspensión de los pagos de la deuda hasta el final de este año, que fue acordado por el G-20 -las 20 principales potencias económicas del mundo- “claramente no es suficiente”, indicó.

Sin dar nombres, añadió que “el liderazgo y el poder no siempre están alineados”. “Enfrentemos los hechos”, dijo Guterres en su discurso. “El sistema político y económico mundial no está generando bienes públicos globales críticos: salud pública, acción climática, desarrollo sostenible, paz”.

El jefe de la ONU pidió un nuevo modelo de gobernanza global, con participación inclusiva e igualitaria. “Vemos el comienzo de un nuevo movimiento”, aseveró, y destacó que es hora de corregir los errores del pasado.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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